Paralizadas las obras del nuevo estadio mundialista en San Petersburgo
El estado ruso busca un nuevo contratista para terminar el escenario.
Las obras del nuevo estadio para el Zenit de San Petersburgo se han paralizado al menos hasta el próximo mes de septiembre, pese a que el campo debe acoger partidos de la Copa de Confederaciones en 2017 y del Mundial de fútbol en 2018.
El Gobierno regional de San Petersburgo, que debe costear el campo, confirmó hoy que busca nueva empresa para concluir las obras tras romper con el consorcio estatal Transstrói, la enésima contrata en asumir un proyecto considerado un "agujero negro" para constructoras y cientos de millones de dólares públicos.
El nombre de la nueva constructora se decidirá a comienzos de agosto y "la firma del contrato con la nueva contrata puede tener lugar entre el 17 y el 29 de agosto", señala un comunicado difundido hoy por las autoridades de la segunda ciudad de Rusia.
Con los más que previsibles retrasos que acarrearán el cambio de constructora, San Petersburgo corre un serio riesgo de perder la condición de sede principal para la Copa de Confederaciones, como ha reconocido el presidente de la comisión del Senado para el Mundial 2018, Vadim Tulpánov.
Numerosos expertos, incluidos los ingenieros de Transtrói, han advertido que el nuevo contratista no será capaz de entregar el proyecto en diciembre de este año, fecha tope prevista para la conclusión de las obras y que permitiría poner a pruebas las instalaciones en una serie de partidos que deben jugarse antes de la cita internacional de 2017.
Pese a todo, el vicegobernador de San Petersburgo, Ígor Albin, señalado por Transtrói como el responsable de los retrasos en las obras, ha asegurado este fin de semana que el estadio será entregado en diciembre y que la ciudad acogerá los principales encuentros, incluida la final de la Copa de Confederaciones.
Hace dos semanas, cuando las autoridades de la capital imperial rusa anunciaron la ruptura del contrato, Transtrói denunció impagos por trabajos ya ejecutados y se quejó de que el contratante no quiso asumir las pérdidas ocasionadas por la fuerte devaluación del rublo que ha incrementado los costes del proyecto por la necesidad de importar maquinaria de obra.
La construcción del malogrado estadio ha estado salpicada de continuos retrasos, cambios de planificación y acusaciones de malversación de fondos públicos.
El estadio, que se encuentra en la isla Krestovky y tendrá una capacidad de más de 66.000 espectadores, se convertirá en la nueva casa del Zenit de San Petersburgo.
Diseñado por el arquitecto japonés Kise Kurokawa, que falleció en 2007, será muy similar al Toyota Stadium de su país, obra del mismo arquitecto, y podría llevar al nombre de su patrocinador, el consorcio Gazprom, aunque parte de la afición se opone a ello.
EFE